¿Qué es la tristeza?
La tristeza es una emoción normal que todas las personas sentimos. Además, es necesaria, y en la mayoría de los casos, la gestionamos de manera adecuada.
Las emociones tienen principalmente dos funciones; una función adaptativa que nos sirve para adaptarnos al entorno y sobrevivir, y una función social que nos sirve para expresar lo que sentimos y compartirlo con los demás.
La tristeza es una emoción que tiene una fuerte función autoprotectora y también de unión con los demás.
- Sirve para darnos un tiempo.
Con frecuencia nuestro ritmo de vida es acelerado. Cuando nuestro cuerpo nos hace sentir tristeza es porque es momento de parar y reflexionar sobre qué nos está pasando.
- Permite superar un duelo.
Solemos sentirnos tristes cuando vivimos una pérdida (el fin de una relación, el despido de un trabajo, el fin de una etapa, la pérdida de un ser querido…). La tristeza nos indica que tenemos que procesar la pérdida de aquello que se ha ido y observar cómo estamos gestionándola para detectar si tenemos dificultades.
- Permite el aprendizaje.
Cuando nos sentimos tristes, después de detectar qué ha pasado, podemos cambiar aquello que no ha ido bien para encontrarnos mejor.
- Ayuda a sentirnos mejor.
Liberar la tristeza y permitirnos sentirla, nos permite soltar la carga emocional que puede afectar a nuestro estado de ánimo. Cuando nos reprimimos, estamos gastando mucha energía, que tiene sus consecuencias a largo plazo.
- Facilita el apoyo social.
La tristeza sirve para unir personas. Cuando vemos a un amigo o familiar triste, nuestro instinto nos lleva a ofrecer compañía. Es decir, la tristeza sirve para fomentar la empatía entre las personas.
¿Cómo se siente la depresión?
Cuando hablamos de depresión, hacemos referencia a un estado de ánimo que nos afecta la mayor parte del día, con una intensidad elevada, y de manera prolongada en el tiempo.
Además, a esta constante bajada de ánimo, le acompaña una marcada disminución del interés o placer en casi todas las actividades. Este síntoma se llama anhedonia, y provoca que perdamos la capacidad de sentir placer o divertirnos en actividades que antes nos motivaban.
A estos dos síntomas principales les suelen acompañar algunos otros síntomas adicionales. Entre otros:
- Cambio de peso significativo. Aumento o pérdida del apetito.
- Insomnio o hipersomnia.
- Agitación o retardo psicomotor.
- Fatiga.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos.
- Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
- Desesperanza hacia el futuro.
- Pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida.
Es importante saber que los síntomas de depresión en la infancia y en la adolescencia son algo diferentes a los de la edad adulta. Entre otros, destacan los elevados niveles de irritabilidad, hostilidad e ira, las rabietas frecuentes, una mayor actividad motora o trastornos de eliminación (dificultad para controlar de forma voluntaria la emisión de orina o heces). Si quieres saber más sobre depresión en menores y jóvenes, puedes acceder a este enlace.
Entonces, ¿cómo diferencio tristeza de depresión?
En definitiva, la tristeza es una emoción necesaria y normal, pero dependiendo de cómo la gestionemos puede ser parte de algo más grave llamado depresión.
La tristeza por sí sola no supone una depresión. Como hemos comentado, la depresión se caracteriza fundamentalmente por un estado de ánimo muy bajo, presente durante casi todo el día, y una anhedonia, ambos de una intensidad elevada. Además, todo esto se tiene que dar durante un periodo largo de tiempo y de manera constante.
Si tienes dudas sobre si tienes o podrías tener depresión, o consideras que algún familiar o conocido podría tenerlo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Te atenderemos en los teléfonos 638.15.53.83 y 91.542.02.71, y en el correo electrónico info@proyectohombremadrid.org.