Autores: Óscar Garrido, psicólogo general sanitario y social de Proyecto Hombre Madrid, y Elisa Rodríguez, psicóloga general sanitaria de Proyecto Hombre Madrid.
Adolescencia e incierta actualidad
En estos últimos años, sobre todo, tras el inicio de la pandemia por COVID, la salud mental de los niños y adolescentes se está deteriorando. En concreto, los adolescentes son los que presentan un incremento de los síntomas depresivos, autolesiones y conductas suicidas (Asociación española de pediatría, 2022). Dada estas circunstancias se puede observar que mientras el consumo de drogas de una manera recreativa y esporádica ha disminuido a causa del cierre de bares y discotecas y las limitaciones horarias en los años 2020 y 2021, el consumo problemático de cannabis ha aumentado con respecto a estudios de años anteriores según la encuesta ESTUDES 2021.
Es común observar que los adolescentes que presentan riesgo asociado al consumo de alcohol y tabaco presentan una relación significativa con sintomatología de ansiedad y de depresión (Ortega, N.M,.Gualacata, M., Gualoto, V., Guayasamín, D., Carranza, A., 2021). Las familias de estos adolescentes se muestran preocupadas y desconcertadas por esta nueva situación y en muchos casos sin recursos para poder hacer frente y ayudar correctamente a sus hijos. El consumo de drogas suele generar mucho miedo y sentimientos de culpa en los padres, que generalmente no saben cómo afrontar el problema ni como hablar de él.
Datos de interés
Para contextualizar el problema del consumo de drogas en nuestro país nos apoyaremos en los datos del Plan Nacional sobre Drogas en la encuesta ESTUDES (2021) sobre los estudiantes de secundaria de 14 a 18 años. Según esta encuesta la droga más consumida por nuestros adolescentes es el alcohol (73,9% lo ha consumido alguna vez en su vida, 53,6% en el último mes), le sigue el tabaco (38,2% y 23,9%), en tercer lugar, se sitúa el cannabis siendo la sustancia ilegal más consumida entre los adolescentes (28,6% y 14,9%). Si hablamos de las intoxicaciones agudas etílicas (borracheras), aproximadamente el 40% afirman haberse emborrachado en los últimos 12 meses y el 23,2% en el último mes.
Si bien, el consumo de cannabis de este año no ha sido mayor que en años anteriores, sí se ha incrementado el porcentaje de alumnos que presentan un consumo problemático de cannabis, situándose como el dato más alto de la serie histórica. El 75,2% de los consumidores problemáticos de cannabis ha consumido alcohol por atracón en el último mes.
¿Dónde puedo acudir?
Proyecto Hombre Madrid y desde el Área de Menores/jóvenes atiende las necesidades de las familias que viven problemáticas disruptivas con sus hijos a través del Programa Soporte. Servicio de prevención indicada donde se interviene en situaciones de gravedad, pero también en otras de menor dificultad o de inicio de la problemática. Para la atención de las demandas familiares se ofrecen servicios específicos de información, asesoramiento familiar, acompañamiento y tratamiento psicológico/ psiquiátrico. También se ponen en marcha actividades y servicios que responden a las necesidades de cada paciente, siendo habitual la orientación y motivación en el área formativo/ laboral.
Además el equipo cuenta con un departamento especializado en familias adoptivas o en proceso de adopción y menores/ jóvenes adoptados.
El objetivo del servicio es favorecer la maduración psicosocial de los jóvenes/ menores que presentan o son vulnerables a presentar dificultades y problemas que puedan interferir o estén interfiriendo en su desarrollo. Por otro lado, se busca fortalecer las competencias parentales y factores de protección en los jóvenes/ menores que faciliten abordar las dificultades y resolver los problemas. El servicio cuenta con un equipo profesional de Psicólogos y Médico / psiquiatras especialistas todos ellos en jóvenes, menores y familias y de forma específica en adopción.
¿Cómo afrontar la situación?
El trabajo con las familias ayuda a ampliar el foco, ya que en muchos de los casos los adolescentes se sienten muy presionados y observados. La culpa y los conflictos siempre recaen sobre ellos y esto no facilita el cambio. Ambos padres deben trabajar para ponerse de acuerdo en aquellas dificultades que le preocupan de sus hijos y cómo van a abordarlo. El cerebro adolescente aún está desarrollándose y no son capaces de valorar las consecuencias a largo plazo como lo haría un adulto, en el caso de un adolescente consumidor de sustancias esto es aún más difícil de conseguir. Por esto, aunque no les guste tener límites los necesitan, ya que es probable que sin ellos tomen decisiones perjudiciales para su salud y desarrollo.
Otra dificultad que encontramos en las familias es el manejo de los propios miedos y conflictos internos de los padres. Cuando sentimos miedo las personas actuamos desde la huida, el ataque o la paralización. Es importante trabajar estas sensaciones en los padres para que se puedan sentir fuertes y seguros a la hora de interactuar con sus hijos.
Aunque ya se ha señalado, queremos destacar la importancia de fomentar el respeto en toda la intervención familiar. La situación que vive la familia, junto al miedo, la culpa y demás factores influyentes, hacen que tanto padres como adolescentes se sientan incomprendidos. El trabajo en habilidades comunicativas, asertividad, escucha activa y empática, así como lo ya destacado en afectividad y reorganización de las normas y limites son tareas clave con los padres para el incremento del respeto y la buena convivencia. Los hijos aun siendo conflictivos o estar sufriendo un mal momento personal suelen mostrarse leales a sus adultos referentes y agradecen rápidamente los cambios que perciben en ellos. Esto facilita su capacidad de introspección y de responsabilidad de sus comportamientos.
Puedes leer el artículo completo aquí