Nuestra directora general, Mercedes Rodríguez Rubio, ha asistido a la Comisión de juventud de la Asamblea de Madrid para abordar el problemático consumo de cannabis en menores y jóvenes.
Durante su comparecencia ha visibilizado la preocupación existente entre los profesionales de salud mental en relación a la baja percepción de riesgo que los jóvenes tienen de esta sustancia y a la elevada percepción de disponibilidad, dos factores que favorecen el consumo y por tanto, incrementan las posibilidades de realizar consumos abusivos.
Así mismo, ha explicado las múltiples consecuencias que el cannabis tiene en la salud de quienes lo consumen, especialmente entre los menores y jóvenes, incidiendo en la importancia de fomentar una prevención adecuada desde edades tempranas.
ALGUNOS DATOS
Cerca del 90% de las demandas de tratamiento realizadas por jóvenes en Proyecto Hombre Madrid están relacionadas con el consumo de cannabis.
Según datos del Plan Nacional sobre Drogas, el cannabis es la sustancia psicoactiva ilegal con mayor prevalencia de consumo entre los jóvenes (14-18 años). Se estima que la edad media de inicio en el consumo de esta sustancia en España es de 14,9 años.
El 26,9% de los jóvenes admiten haber consumido cannabis en alguna ocasión y el 15,6% afirma haberlo hecho en los últimos 30 días. De estos, la media consumida es de 3,4 porros al día.
COMPROMETIDOS CON LA SALUD DE LOS JÓVENES
Durante su comparecencia en la Comisión de juventud de la Asamblea de Madrid, Mercedes Rodríguez ha incidido en la importancia de no banalizar el consumo del cannabis e informar sobre sus efectos negativos con el objetivo de favorecer un descenso del consumo y la problemática asociada al mismo.
Además, ha denunciado la importancia de visibilizar las adicciones y el sufrimiento que provocan tanto en la persona que la padece como en su entorno. Ha afirmado que las adicciones son un problema de salud mental que pueden afectarnos a todos en un momento determinado y ha insistido en la importancia de informar sobre esta problemática.
Durante su intervención, ha incidido en la peligrosidad del cannabis destacando tres motivos principales: la edad tan temprana a la que comienza a consumirse, la relación directa que existe entre este consumo y el desarrollo de enfermedades mentales, y el hecho de que el cannabis afecta de manera negativa a todas las áreas de la persona que lo consume, lo que favorece que su futuro se vea comprometido.
Así mismo, ha mostrado especial preocupación por el consumo entre menores y jóvenes debido a que, incluso en consumos puntuales, esta sustancia provoca cambios en la neuroquímica del cerebro y en algunas de sus estructuras, con consecuencias negativas en su desarrollo y maduración. Entre otros, ha destacado la mayor probabilidad de desarrollar trastornos del estado del ánimo (apatía, irascibilidad, depresión…), psicosis (el riesgo de desarrollar psicosis aumenta entre los consumidores, tanto puntuales como crónicos), esquizofrenia (los distritos estudios señalan una correlación entre el cannabis y esta enfermedad), deterioro de capacidades (alteraciones en las funciones ejecutivas, deterioro de las capacidades de aprendizaje y memoria, deterioro de la capacidad de atención…), desarrollo de enfermedades respiratorias o cardiovasculares…
Por todo ello, ha incidido en la necesidad de contar con una mayor respuesta asistencial, así como de promover una prevención adecuada a edades tempranas. Dos medidas con las que abordar esta problemática que afecta tanto a los consumidores como a su entorno.